Huéspedes

Convite es responsabilidad para quien lo formula.

El huésped recibirá el tratamiento que se dispensa a la familia.

Ningún amigo, por más íntimo que sea, se tomará la libertad de llegar a la residencia de los anfitriones, a fin de alojarse con ellos, sin aviso.

Si la persona no es invitada a alojarse con este o aquel compañero y precisa valerse de su morada para ciertos fines, aunque por corto plazo, no debe hacer eso sin previa consulta.

Si uno procura saber de alguien, cuanto a la posibilidad de alojarse y no recibe respuesta, procederá correctamente buscando un hotel, una vez que el amigo consultado tal vez tenga dificultades, en casa, que, de momento, no pueda resolver

Un huésped para ser educado no entra en los desaciertos de la familia o del grupo que lo acoge.

En casa ajena, necesitamos naturalmente respetar los horarios y hábitos de los anfitriones, evitando interferir en asuntos de cocina y arreglos domésticos, aunque sea obligación tener el cuarto de dormir tan organizado y tan limpio como sea posible.

Gran muestra de educación en acatar los puntos de vista de las personas amigas, en la residencia de ellas.

En la morada de los otros, es imperioso ocupar el baño por el mínimo tiempo, para que no se altere la vida de quien nos ofrece acogida.

Huir de apuntamientos y relatos inconvenientes a la mesa, principalmente en la hora de las refecciones.

El huésped no se entrometerá en conversaciones caseras que no le concierne.

Es justo gratificar, dentro de las posibilidades propias, a los hermanos empleados en las residencias que nos alojan, ya que ellos no tienen obligación de servirnos.

XAVIER, Francisco Cândido. Senal Verde. Por el Espíritu André Luiz. Federación Espírita Española. Capitulo 45.