Ante Lo Sublime

"No hagas tu común lo que Dios purificó." ­ (Atos, 10:15.)

Existen expresiones en el Evangelio que, a la manera de flores destacan como un ramo divino, deben ser retiradas del conjunto para que nos deslumbren ante su brillo y perfume peculiar.

La voz celeste, que se dirige a Simón Pedro, en las Alturas, abarca horizontes mucho más vastos que el problema individual del apóstol.

El hombre común está rodeado de glorias en la Tierra, entre tanto, se considera en un campo de vulgaridades, incapaz de valorizar las riquezas que lo cercan.

Ciego delante el espectáculo soberbio de la vida que le encuadra el desenvolvimiento en el mundo, sin meditar en el paciente 0esfuerzo de los siglos que la Sabiduría Infinita utilizó en el perfeccionamiento y en la selección de los valores que lo rodean.

¿Cuántos milenios habrá exigido la formación de la roca?

¿Cuántos ingredientes se armonizan en la elaboración de unos simples rayos de Sol?

¿Cuántos óbices fueron vencidos para que la flor se materializase?

¿Cuánto esfuerzo costó la domesticación de los árboles y de los animales?

¿Cuántos siglos habrá empleado la Paciencia del Cielo en la estructuración compleja de la maquina orgánica en que el Espíritu encarnado se manifiesta?

La razón es luz gradual, ante el sublime.

No te olvides, hermano, de que el Señor te situó la experiencia terrestre en un verdadero paraíso, donde la simiente minúscula retribuida en la medida del infinito por uno y donde aguas y flores, suelo y atmósfera te convidan a producir, a favor de la multiplicación de los Tesoros Eternos.

Cada día, alaba al Señor que te agració con las oportunidades valiosas y con los dones divinos...

Piensa, estudia, trabaja y sirve.

No supongas común lo que Dios purifico y engrandeció.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 23.