Extendamos El Bien

"No te dejes vencer por el mal, más vence al mal con el bien." ­ Paulo. (ROMANOS, 12:21. )

Repara que, en plena casa de la Naturaleza, todos los elementos, en la faz del mal, ofrecen lo mejor que poseen para el surgimiento de la armonía para la victoria del bien.

Cuando el temporal parece haber destruido todo el paisaje, se congregan las fuerzas divinas de la vida para la obra de resurgimiento.

El Sol envía luz sobre el lodazal, cuajando las llagas del terreno.

El viento acaricia el arbolado y le enjuga las ramas.

El cántico de las aves sustituye la voz del trueno.

La planicie recibe la inundación, sin sublevarse y la convierte en abono precioso.

El aire que soporta el peso de las nubes y el choque de la chispa destructora, torna para la ligereza y ala suavidad.

El árbol de ramas quebradas o heridas se regenera, en silencio, a fin de producir nuevas flores y nuevos frutos.

La Tierra, nuestra madre común, sufre la lluvia de granizos y el baño del lodo, periódicamente, más no por eso deja de engrandecer el bien cada vez más.

¿Por que conservamos, por nuestra parte, la hiel y el amargor del mal, en la intimidad del corazón?

Aprendamos a recibir la visita de la adversidad, educándole las energías para provechos de la vida.

La ignorancia es apenas una gran noche que cederá lugar al sol de la sabiduría.

Usa el tesoro de tu amor, en todas las direcciones, y extendamos el bien por todas partes.

La fuente, cuando es tocada por el barro, jamás se da por vencida. Acoge los detritos en el propio seno y, continuando su brote, los transforma en bendiciones, en el curso de sus aguas que prosiguen corriendo, con blandura y humildad, para beneficio de todos.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 35.