Nunca Desfallecer

"...Orar siempre y nunca desfallecer." ­ (LUCAS, 18:1. )

No permitas que los problemas externos, inclusive los del propio cuerpo, te inhabiliten para el servicio de tu iluminación.

En cuanto te encuentres en el plano de ejercicio, como la costra de la Tierra, siempre serás enfrentado por la dificultad y por el dolor.

La lección dada es camino para nuevas lecciones.

Detrás del enigma resuelto, otros enigmas aparecen.

Otra no puede ser la función de la escuela, sino la de enseñar, ejercitar y perfeccionar.

Llénate, pues, de calma y buen animo, en todas las situaciones.

Fuiste colocado entre mil obstáculos de naturaleza extraña, para que, venciendo inhibiciones fuera de ti, aprendas a superar tus limitaciones.

Hasta que la comunidad terrestre no se adapte a la nueva luz, respirará cercado de lágrimas inquietantes, de gestos impensados y de sentimientos oscuros.

Disponte a disculpar y auxiliar siempre, a fin de que no pierdas la gloriosa oportunidad de crecimiento espiritual.

Acuérdate de todas las aflicciones que rodean al espíritu cristiano, en el mundo, desde la venida del Señor.

¿Dónde está el Sanedrín que condenó al Amigo Celeste a la muerte?

¿Dónde los romanos vanidosos y dominadores?

¿Dónde los verdugos de la Buena Nueva naciente?

¿Dónde los guerreros que hicieron correr, en torno del Evangelio, ríos oscuros de sangre y sudor?

¿Dónde los príncipes astutos que combatieron y negociaron, en nombre del renovador Crucificado?

¿Dónde la tinieblas de la Edad Media?

¿Dónde los políticos e inquisidores de todos los matices, que hirieron en nombre del Excelso Benefactor?

Arrojados por el tiempo a los despeñaderos de la ceniza, fortalecieron y consolidaron el pedestal de la luz, en donde la figura de Cristo resplandece, cada vez más gloriosa, en el gobierno de los siglos.

Centralízate en el esfuerzo de ayudar en el bien común, siguiendo con tu cruz, al encuentro de la resurrección divina. En las sorpresas constreñidoras de la marcha, recuerda que, antes de todo, importa orar siempre, trabajando, sirviendo, aprendiendo, amando, y nunca desfallecer.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 61.