Despertar Y Levantarse

"¡De spierta, tu que duermes! Levántate de entre los muertos y el Cristo te iluminará." ­ Paulo. (EFESOS, 5:14. )

Hay millares de compañeros nuestros que duermen, indefinidamente, por cuanto se alarga en balde para ellos el glorioso día de experiencia sobre la Tierra.

Perciben vagamente la producción incesante de la naturaleza, más no se acuerdan de la obligación de hacer algo en beneficio del progreso colectivo.

Delante del árbol que se cubre de frutos o de la abeja que teje el panal de miel, no se acuerdan del sencillo deber de contribuir para la prosperidad común.

De manera general, se asemejan a muertos preciosamente adornados.

Llega sin embargo, un día en que recuerdan y comienzan a alabar al Señor, en éxtasis admirable...

Eso, no en tanto, es insuficiente.

Hay muchos hermanos de ojos abiertos, guardando, sin embargo, el alma en la posición horizontal de la ociosidad. Es preciso que los corazones despiertos se yergan para la vida, se levanten para trabajar en la sementera y en la mies del bien, a fin de que el Maestro los ilumine.

Esforcémonos por alertar a nuestros compañeros adormecidos, más no olvidemos la necesidad de auxiliarlos en el erguimiento.

Es imprescindible sepamos improvisar los recursos indispensables en el auxilio de nuestros aficionados o no que precisan levantarse para las bendiciones de Jesús.

No basta recomendar.

Quien receta servicio y virtud al prójimo, sin antes prepararle el atendimiento, a través del espíritu de fraternidad, se identifica con el instructor exigente que reclama del alumno integral conocimientos acerca de determinado y valioso libro, sin antes enseñarlo a leer.

Dice Pablo: "¡Despierta tu que duermes! Levántate de entre los muertos y el Cristo te iluminará." Y nosotros repetimos: "Despertemos para la vida superior y levantémonos en la ejecución de las buenas obras y el Señor nos ayudará, para que podamos ayudar a los otros."

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 66.