Quien Sirve, Prosigue

"El Hijo del Hombre no vino para ser servido, más si para servir." - Jesús. (MARCOS, 10:45. )

La Naturaleza, en todas partes, es un laboratorio divino que elige el espíritu de servicio por proceso normal de evolución.

Los ojos discretos observan la cooperación y el auxilio en las más sencillas manifestaciones de los reinos inferiores.

La cueva sirve a la simiente. La simiente enriquecerá al hombre.

El viento ayuda a las flores, permutándoles los principios de la vida. Las flores producirán frutos bendecidos.

Los ríos se confían al mar. El mar hace nubes fecundas.

Para mantener la vida humana, en el estado en que se encuentra, millares de animales mueren en la Tierra, de hora en hora, dando carne y sangre para beneficio de los hombres.

Se infiere de semejante lucha que el servicio es el precio de la caminada libertadora o santificante.

La persona que se habitúa a ser invariablemente servida en todas las situaciones, no sabe actuar sola en ninguna situación.

La criatura que sirve por el placer de ser útil progresa siempre y encuentra mil recursos dentro de si misma, en la solución de todos los problemas.

La primera se cristaliza.

La segunda se desenvuelve.

Quien reclama excesivamente de los otros, por no estimar el movimiento propio en la satisfacción de necesidades comunes, acaba por esclavizarse a los servidores, estragando el día cuando no encuentra a alguien que le ponga la mesa. Quien aprende a servir, con todo, sabe reducir todos los embarazos de la senda, descubriendo caminos nuevos.

Aprendiz del Evangelio que no improvisa la alegría de auxiliar a los semejantes permanece muy lejos del verdaderos discípulos, por cuanto compañero fiel de la Buena Nueva está informado de que Jesús vino para servir, y se desvela, a beneficio de todos, hasta el fin de la lucha.

Si hay más alegría en dar que en recibir, hay más felicidad en servir que en ser servido.

Quien sirve, prosigue...

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 82.