Cayendo En Si

"Cayendo, sin embargo, en si..." ­ (LUCAS; 15:17)

Este pequeño trecho de la parábola del hijo prodigo despierta valiosas consideraciones en torno de la vida.

Judas soñó con el dominio político del Evangelio, interesado en la transformación compulsoria de las criaturas; con todo, cuando cayó en si, era demasiado tarde, porque el Divino Amigo fue entregado a jueces crueles.

Otras personas de la Buena Nueva, sin embargo, tornaron en si, a tiempo de realizar salvadora rectificación.

Maria de Magdala pusiera la vida intima en las manso de genios perversos, todavía, cayendo en si, bajo la influencia del Cristo, observa el tiempo perdido y conquista la más elevada dignidad espiritual, por intermedio de la humildad y de la renunciación.

Pedro, intimidado ante las amenazas de persecución y sufrimiento, niega al Maestro Divino; entre tanto, cayendo en si, al ver la mirada compasiva de Jesús, llora amargamente y avanza, resoluto, para su rehabilitación en el apostolado.

Paulo se confía a la desvariada pasión contra el Cristianismo y persigue, furioso, todas las manifestaciones del Evangelio naciente; no en tanto, cayendo en si, ante la llamada sublime del Señor, se arrepiente de sus errores y se convierte en uno de los más brillantes colaboradores del triunfo cristiano.

Hay gran masa de creyentes de todos los matices, en las más diversas líneas de la fe, todavía, reinan entre ellos la perturbación y la duda, porque viven envueltos en las interpretaciones puramente verbales de la revelación celeste, en gozos fantasiosos, en mentiras de la hora carnal o imantados a la cáscara de la vida a la que se prenden desavisados. Para ellos, la alegría es el interés inmediatita satisfecho y la paz es la sensación pasajera del bienestar del cuerpo de carne, sin dolor alguno, a fin de que puedan comer y beber sin impedimento.

Cae, con todo, en ti mismo, bajo la bendición de Jesús y, transfiriéndote, entonces, de la inercia para el trabajo incesante por tu redención, observarás, sorprendido, como la vida es diferente.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 88.