La Palabra En La Cruz

"Porque la palabra en la cruz es locura para los que perecen, más para nosotros que somos salvos es el poder de Dios." ­ Pablo. (I CORINTIOS, 1:18.)

El mensaje en la cruz es doloroso en todos los tiempos.

En el Calvario se escucho para el mundo una voz, al principio desagradable e incomprensible.

En el martirologio del Maestro se situaban todos los argumentos de negación superficialmente absoluta.

El abandono completo de los más amados.

La sed angustiosa.

Capitulación irremediable.

Perdón espontáneo que expresaba plena humillación.

Sarcasmo y ridículo entre los ladrones.

Derrota sin ofensiva.

Muerte infamante.

Más Cristo usa el fracaso aparente para enseñar el camino de la Resurrección Eterna, demostrando que el "yo" nunca se dirigirá para Dios, sin el mejoramiento y sin la sublimación de si mismo.

Aun hoy, el lenguaje en la cruz es locura para los que permanecen interminablemente en el círculo de reencarnaciones de bajo tenor espiritual; semejantes criaturas no pretenden sino mancomunarse con la muerte, exterminando las más bellas floraciones del sentimiento. Dominan a muchos, incapaces del propio dominio, apilan tesoros que la imprudencia deshace y tejen hilos oscuros de pasiones delirantes en donde sucumben, a veces sin darse cuenta, a la manera de la araña encarcelada en las propias telas.

Repitamos el mensaje en la cruz al hermano que se ahoga en la carne y el nos clasificara la manera de locos, más todos nosotros, que hemos sido salvos de mayores caídas por los avisos de la fe renovadora, estaremos informados de que, en los supremos testimonios, sigue el discípulo para el Maestro, como el Maestro subió para el Padre, en la gloria de la crucifixión.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 97.