Esperar Y Alcanzar

"Y así, esperando con paciencia, alcanzó la promesa." ­ Pablo. (HEBREOS, 6:15.)

La esperanza realcanzar la paz divina, con felicidad interminable, vibra en todas las criaturas.

El deseo de los patriarcas de la antigüedad es análogo a la de los hombres modernos.

El hogar coloreado de bendiciones.

El deber bien cumplido.

La conciencia edificada.

El ideal superior convenientemente atendido.

El trabajo victorioso.

La cosecha feliz.

Las aspiraciones del alma son siempre las mismas en todas partes.

Con todo, esperar significa persistir sin cansancio, y alcanzar expresa triunfar definitivamente.

Entre el objetivo y la meta, se hace imperativo el esfuerzo constante e ineludible.

Esperanza no es inacción.

La paciencia traduce obstinación pacifica en la obra que nos proponemos realizar.

Si pretendes materializar tus propósitos con el Cristo, guarda la formula de la paciencia como la única puerta abierta para la victoria.

¿Hay sufrimiento en tus sueños torturados? ¿Incomprensión de muchos alrededor de tus deseos? ¿La ingratitud y el dolor visitan tu espíritu?

No llores perdiendo los minutos, ni maldigas la dificultad.

Aguarda las sorpresas del tiempo, obrando sin precipitación.

Si cada noche es nueva sombra, cada día es nueva luz.

Acuérdate de que ni todas las aguas se hallan en el mismo nivel y ni todas los árboles son iguales en tamaño, en el crecimiento y en la especie.

Recuerda las palabras del apóstol de los gentíos.

Esperando con paciencia, alcanzaremos la promesa.

No te olvides de que el éxito seguro no es de quien lo asalta, más si de aquel que saber obrar, perseverar y esperar por el.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 103.