Ir Y Enseñar

"Por lo tanto, ID y enseñad..." ­ Jesús. (MATEO, 28:19.)

Estudiando la recomendación del Señor a los discípulos ­ ID y enseñad -, es justo no olvidar que Jesús vino a enseñar.

Vino de la Altura Celestial y enseño el camino de elevación a los que yacían atascados en la sombra terrestre.

Podría Cristo haber mandado la lección por medio de emisarios fieles... podría haber hablado brillantemente, esclareciendo como hacer...

Prefirió con todo, para enseñar con seguridad y provecho, ver a los hombres y vivir con ellos, para mostrarles como vivir rumbo a la perfección.

Para eso, antes de todo, se hizo humilde y simple en el Pesebre, honro el trabajo y el estudio en el hogar y, en plena actividad pública, fue el hermano providencial de todos, amparando a cada uno, conforme a sus necesidades.

Con indiscutible acierto, Jesús es llamado el Divino Maestro.

No porque poseyese una cátedra de oro...

No porque fuese el dueño de la mejor biblioteca del mundo...

No porque simplemente exaltase la palabra correcta e irreprensible...

No porque subiese al trono de la superioridad cultural, dictando obligaciones para los oyentes...

Más si porque alzo el propio corazón al amor fraterno y, enseñando, se convirtió en benefactor de cuantos le recogían las sublimes enseñanzas.

Nos habló del Eterno Padre y nos reveló con su sacrificio, la justa manera de buscarlo.

Si te propones, de ese modo, cooperar con el Evangelio, recuerda que no basta hablar, aconsejar e informar.

"Id y enseñad", en la palabra de Cristo, quiere decir "Id y ejemplificad para que los otros aprendan como es preciso hacer".

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 116.