Humanidad Real

"¡... E aquí el Hombre!" ­ Pilatos (JUAN, 19:5.)

Presentando al Cristo ante la multitud, Pilatos no designaba un triunfador terrestre...

Ni banquete, ni púrpura.

Ni aplauso, ni flores.

Jesús se hallaba ante la muerte.

Terminaba una semana de terribles flagelaciones.

Traído, no se rebelara.

Preso, ejerciera la paciencia.

Humillado, no se entrego a venganzas.

Olvidado, no se confió a la revuelta.

Escarnecido, olvido la ofensa.

Injustificado, no se ofendió.

Sentenciado al martirio, supo perdonar.

Crucificado, volviera a la convivencia de los mismos discípulos y beneficiarios que lo habían abandonado, para erguirles la esperanza.

Más, exhibiéndolo, delante del pueblo, Pilatos no afirma: - ¿Es el condenado, es la victima!

Dice simplemente: - "¡Es el Hombre!"

Aparentemente vencido, el Maestro surgía con plena grandeza espiritual, revelando el más alto padrón de dignidad humana.

Rememorando, pues, semejante pasaje, recordemos que solamente en las líneas morales de Cristo es que atenderemos la Humanidad Real.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 127.