Después de Jesús

"Y, cuando lo iban llevando, tomaron a un cierto Simón, cirineo, que venia del campo, y le pusieron la cruz a cuestas, para que la llevase después, Jesús." ­ (LUCAS, 23:26.)

La multitud que rodeaba al Maestro, en el día supremo, era enorme.

Se hallaban allí los gozadores impenitentes del mundo, los campeones de la usura, los ridícularizan, los ignorantes, los espíritus débiles que reconocían la superioridad del Cristo y temían anunciar las propias convicciones, los amigos vacilantes del Evangelio, los testimonios acobardados, los beneficiados por el Divino Medico, que se ocultaban, medrosos, con recelo en el sacrificio...

Más un extranjero, instado por el pueblo, aceptó el madero aunque constreñidamente, y siguió cargándolo después Jesús.

La lección, entre tanto, seria legada a los siglos del futuro...

El mundo aun es una Jerusalén enorme, congregando criaturas de los más variados matices, más si te aproximas al Evangelio, con sinceridad y fervor, colócate la cruz sobre el corazón.

De ahí en adelante, serás compelido a los mayores demostraciones de renuncia, raros te observaran el cansancio y la angustia y, no obstante tu condición de servidor, con los mismos problemas de los otros, exígete el espectáculo de humildad y resistencia, heroísmo y lealtad al bien.

Sufre y trabaja, con los ojos volcados para la Divina Luz.

De lo Alto descenderán para tu espíritu los torrentes invisibles de las fuentes celestes, y vencerás valerosamente.

Por cuanto, la cruz aun es señal de los aprendices fieles.

Si no tienes contigo las marcas el testimonio por la responsabilidad, por el trabajo, por el sacrificio o por el mejoramiento intimo, es posible que ames profundamente al Maestro, más es casi cierto que aun no te colocaste, junto a el, en la jornada redentora.

Avancemos, pues con nuestra cruz y sigámosla sin temor, buscando la victoria del amor y la resurrección eterna.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 140.