Nadie Vive Para Si

"Porque ninguno de nosotros vive para si..." ­ Pablo. (ROMANOS, 14:7)

El árbol que plantas producirá no solamente para tu hambre, más para socorrer las necesidades de muchos.

La luz que enciendes clareará el camino no apenas para tus pies, más igualmente para los viajeros que siguen a tu lado.

Así como el hilo de agua influencia la tierra por donde pasa, tus decisiones inspiran las decisiones ajenas.

Millares de ojos te observan los pasos, millares de oídos te escuchan la voz millares de corazones te reciben los estímulos para el bien o para el mal.

"Nadie vive para si..." ­ nos asevera el Divino Mensaje.

Queramos o no, es de Ley que nuestra existencia pertenezca a las existencias que nos rodean.

Vivimos para nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros ideas...

Aun mismo el usurero exclusivista, que se juzga sin nadie, está viviendo para el oro o para las utilidades que restituirán otras vidas superiores o inferiores para las cuales la muerte le arrebatará el tesoro.

Comprendiendo semejante realidad, observa tu propio camino.

Sintiendo, piensas.

Pensando, realizas.

Y todo aquello que constituye tus obras, a través de las intenciones, de las palabras y de los actos, representará influencia de tu alma, auxiliándote la liberación para la gloria de la luz o grabándote el cautiverio para el sufrimiento en las sombras.

Vigila, pues, tu mundo intimo y haz el bien que pudieras, aun hoy, por cuanto, según la sabia conceptuación del Apóstol Pablo, "nadie vive para si".

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 154.