¿Estas Enfermo?

"Y la oración con fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará." ­ (TIAGO, 5:15.)

Todas las criaturas humanas enferman, todavía, son raros aquellos que gozan de la cura real.

Si te encuentras enfermo, no asegures que la acción medicamentosa, a través de la boca o de los poros, te pueda restaurar integralmente.

El comprimido ayuda, la inyección mejora, entre tanto, nunca te olvides de que los verdaderos males proceden del corazón.

La mente es fuente creadora.

La vida, poco a poco, plasma en torno de tus pasos aquello que deseas.

¿De que vale la medicación exterior, si prosigues triste, agobiado o insumiso?

En otras veces, pides el socorro de médicos humanos o de benefactores espirituales, más, al surgir las primeras mejorías, abandonas el remedio o el consejo saludable y vuelves a los mismos abusos que te condujeron a la enfermedad.

¿Cómo regenerar la salud, si pierdes largas horas en la posición de la cólera o del desanimo? La indignación rara, cuando justa y constructiva en el interés general, es siempre un bien, cuando sabemos orientarla en servicios de elevación; con todo, la indignación diaria, a propósito de todo, de todos y de nosotros mismos, es un hábito pernicioso, de consecuencias imprevisibles.

El desaliento, por su vez, es clima anestesiante, que entorpece y destruye.

¿Y que hablar de la maledicencia o de la inutilidad, con las cuales pierdes tiempo valioso y largo en conversación infructífera, extinguiendo tus fuerzas?

¿Qué genio milagroso te dará el equilibrio orgánico, si no sabes callar, ni disculpar, si no ayudas, ni comprendes, si no te humillas para los designios superiores, ni procuras armonía con los hombres?

Por más que se apresuren los socorristas de la Tierra y del Plano Espiritual, en tu favor, devoras las propias energías, victima imprevisora del suicidio indirecto.

Si este enfermo, mi amigo, por encima de cualquier medicación, aprende a orar y a entender, a auxiliar y a preparar el corazón para la Gran Mudanza.

Despégate de bienes transitorios que te fueron prestados por el Poder Divino, de acuerdo con la Ley del Uso, y acuérdate de que serás, ahora o después, reconducido a la Vida Mayor, donde encontraremos siempre la propia consciencia.

Huye a la brutalidad.

Enriquece tus factores de simpatía personal, por la práctica del amor fraterno.

Busca la intimidad con la sabiduría, por el estudio y por la meditación.

No manches tu camino.

Sirve siempre.

Trabaja en la extensión del bien.

Guarda lealtad al ideal superior que te ilumina el corazón y permanece convicto de que si cultivas la razón en la fe viva, en todos tus pasos, aquí o en el más allá, el Señor te levantará.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 86.

Preguntas 29 a 34 - Propiedades de la materia

Las respuestas de los Espíritus a Allan Kardec

29. La ponderabilidad, ¿es un atributo esencial de la materia?

"De la materia tal como vosotros la entendéis, sí; pero no de la materia considerada como fluido universal. La materia etérea y sutil que forma ese fluido es imponderable para vosotros, aunque no por eso deja de ser el principio de vuestra materia pesada."

Comentario de Allan Kardec:

La gravedad es una propiedad relativa. Fuera de las esferas de atracción de los mundos no hay peso, del mismo modo que no hay arriba ni abajo.

30. La materia, ¿está formada por un solo elemento o por muchos?

"Por un solo elemento primitivo. Los cuerpos que consideráis simples no son verdaderos elementos, sino transformaciones de la materia primitiva."

31. ¿De dónde provienen las diferentes propiedades de la materia?

"Son modificaciones que las moléculas elementales sufren por su unión y en determinadas circunstancias."

32. Según esto, los sabores, los olores, los colores, el sonido, las cualidades venenosas o saludables de los cuerpos, ¿no serían más que modificaciones de una misma y única sustancia primitiva?

"Sí, sin duda. Sólo existen por la disposición de los órganos destinados a percibirlos."

Comentario de Allan Kardec:

Este principio queda demostrado por el hecho de que no todos perciben las cualidades de los cuerpos de la misma manera: alguien encuentra una cosa agradable al gusto, a otro le parece repugnante; algunos ven azul lo que otros ven rojo; lo que es veneno para algunos resulta inofensivo o saludable para otros.

33. La materia elemental, ¿es susceptible de recibir todas las modificaciones y de adquirir todas las propiedades?

"Sí. Eso debe entenderse cuando decimos que todo está en todo."(1)

Comentario de Allan Kardec:

El oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono y los demás cuerpos que consideramos simples, sólo son modificaciones de una sustancia primitiva. En la imposibilidad en que nos encontramos hasta el presente, de remontarnos de otro modo que no sea mediante el pensamiento hasta esa materia primera, dichos cuerpos son para nosotros verdaderos elementos y podemos, sin mayores consecuencias, considerarlos como tales hasta nuevo aviso.

(1) Este principio explica el fenómeno conocido por los magnetizadores, que consiste en dar, por medio de la voluntad, a una sustancia cualquiera –el agua, por ejemplo–, propiedades muy diversas: un gusto determinado e incluso las cualidades activas de otras sustancias. Puesto que no hay más que un elemento primitivo y que las propiedades de los diferentes cuerpos sólo son modificaciones de ese elemento, de ahí resulta que la sustancia más inofensiva tiene el mismo principio que la más deletérea. Así, el agua, que está formada por una parte de oxígeno y dos de hidrógeno, se vuelve corrosiva si se duplica la proporción de oxígeno. Una transformación análoga puede producirse mediante la acción magnética dirigida por la voluntad.

33a. – Esta teoría parece dar la razón a la opinión de los que no admiten en la materia más que dos propiedades esenciales: la fuerza y el movimiento, y que piensan que las demás propiedades sólo son efectos secundarios que varían conforme a la intensidad de la fuerza y la dirección del movimiento.

"Esa opinión es exacta. Aunque es preciso añadir también que varían conforme a la disposición de las moléculas, como puedes verlo, por ejemplo, en un cuerpo opaco que se vuelve transparente, y viceversa."

34. Las moléculas, ¿tienen una forma determinada?

"Sin duda. Las moléculas tienen una forma, pero vosotros no podéis apreciarla."

34a. – Esa forma, ¿es constante o variable?

"Constante en las moléculas elementales primitivas, pero variable en las moléculas secundarias, que de por sí no son más que aglomeraciones de las primeras. Lo que vosotros llamáis molécula aún está lejos de ser la molécula elemental."

KARDEC, Allan. El libro de los espíritus. Consejo Espírita Internacional, 2011.

Impedimentos

"Dejemos todo impedimento y pecado que tan de cerca nos rodean y corramos con perseverancia la carrera que nos es propue sta." ­ Pablo. (HEBREOS, 12:1)

El gran apóstol de la gentilidad figura el trabajo cristiano como siendo una carrera del alma, en el periodo largo de la vida.

Pablo, naturalmente, recurriendo a esa imagen, pensaba en los juegos griegos de su época, y, si referirnos a los entusiasmos y a la emulación benéfica que deben presidir semejantes esfuerzo recordemos tan solo el acto inicial de los competidores.

Cada participante de la lucha despoja la ropa exterior para disputar la partida con indumentaria tan leve como le es posible.

Así, también, en la adquisición de la vida eterna, es imprescindible nos deshagamos de la indumentaria asfixiante del espíritu.

Es necesario que el corazón se haga leve, alejando todo fardo inútil.

En la claridad de la Buena Nueva, el discípulo se encuentra frente al Maestro, investido de obligaciones santificantes para con todas las criaturas.

Las inhibiciones contra la carrera victoriosa acostumbran a aparecer todos los días. Las tenemos con frecuencia, en los más insignificantes pasos del camino.

A cada hora surge el impedimento inesperado.

Es el pariente frió e incomprensivo.

La sequedad de los corazones alrededor nuestro.

El compañero que desertó.

La mujer que desapareció, persiguiendo objetivos inferiores.

El amigo que se eludió en las filas de reposo, deliberando atrasar la jornada.

El cooperador que la muerte llevo consigo.

El odio gratuito.

La indiferencia a las llamadas del bien.

La persecución de la maldad.

La tormenta de la discordia.

La Buena Nueva, sin embargo, ofrece al cristiano la conquista de la gloria divina.

Si quisiéramos alcanzar la meta, pongamos a un lado todo impedimento y corramos, con perseverancia, en la prueba de amor y luz que nos es propuesta.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 85.

En La Instrumentalidad

"¿Como se conocerá al que toca con la flauta o con la citara?". Pablo. (I CORINTIOS, 14:7.)

Cada compañero en el servicio cristiano deberá considerarse instrumento en las manos del Divino Maestro con el fin de que la sublime armonía del Evangelio se haga irreprehensible para la victoria completa del bien.

Todavía, si la ilimitada sabiduría del Celeste Emisor se mantiene soberana y perfecta, los receptores terrenos pecan por deficiencias lamentables.

Ese tiene fe, más no sabe tolerar las lagunas del prójimo.

Aquel soporta cristianamente las flaquezas del vecino, con todo, no posee energía ni siquiera para gobernar los propios impulsos.

Aquel otro es bondadoso y confiado, mas huye al estudio y a la meditación, favoreciendo la ignorancia.

Otro, aun, es imaginado y entusiasta, entre tanto, escapa sutilmente al esfuerzo de los brazos.

Uno es consejero excelente, no en tanto, no santifica los propios actos.

Otro retiene brillante verbo en la predonación doctrinaria, todavía, es apasionado escultor de anécdotas menos dignas con que desfigura el respeto a la revelación de que es portador.

Esa estima la castidad del cuerpo, más se desvía por la adquisición de dinero fácil.

Otro, más allá, consiguió desprenderse de las `posesiones de oro y tierra, casa y molino, más cultiva verdadero incendio en la carne.

Es indiscutible nuestra perfección de seguidores de la Buena Nueva.

Por eso mismo, guardamos el titulo de aprendices.

El Planeta no es paraíso terminado y nos hallamos, por nuestra vez, muy distantes de la angelitud.

Todavía, obedeciendo o administrando, enseñando o combatiendo, es indispensable afinar nuestro instrumento de servicio por la diapasón del Maestro, si no deseamos perjudicarle las obras.

Evitemos la ejecución insegura, indistinta o perturbadora, ofreciéndole plena buena voluntad en la tarea que nos cabe, y el Reino Divino se manifestará más rápidamente donde estuviéramos.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 84.

Avancemos Más Allá

"Por lo que, dejando los rudimentos de la doctrina del Cristo, prosi gamos hasta la perfección, no lanzando de nuevo el fundamento del arrepentimiento en las obras muertas." ­ Pablo. (HEBREOS, 6:1)

Aceptar el poder de Jesús, guardar certeza de la propia resurrección más allá de la muerte, reconfortarse ante los beneficios de la creencia, constituyen fase rudimentaria en el aprendizaje del Evangelio.

Practicar las lecciones recibidas, aficionando a ellas nuestras experiencias personales de cada día, representa el curso vivo y santificante.

El alumno que no se retira de los ejercicios en el alfabeto nunca penetra el luminoso dominio mental de los grandes maestros.

No basta situar nuestra alma en el pórtico del templo y allí doblar los ojos reverentemente, es imprescindible regresar a los caminos vulgares y concretizar, en ellos mismos, los principios de la fe redentora, sublimando la vida común.

¿Que decir del operario que solamente visitase la puerta de su oficina, alabándole la grandeza, sin, con todo, dedicarse al trabajo que ella le reclama? ¿Qué decir del navío admirablemente equipado, que viviese indefinidamente en la playa sin navegar?

Existen millares de creyentes de la Buena Nueva en esa lastimable posición de estacionamiento. Son casi siempre personas correctas en todos los rudimentos de la Doctrina de Cristo. Creen, adoran y se consuelan, irreprensiblemente; todavía, no marchan para delante, en el sentido de si tornarse más sabias y más nobles. No saben hacer, ni luchar y ni sufrir, en viéndose solas, bajo el punto de vista humano.

Precaviéndose contra semejantes males, afirmo Pablo, con profundo acierto: "Dejando los rudimentos de la doctrina de Jesús, prosigamos hasta la perfección, absteniéndonos de repetir muchos arrepentimientos, porque entonces no pasaremos de ser autores de obras muertas."

Evitemos, así, la posición del alumno que estudia... y jamás armoniza con la lección, recordando también que si el arrepentimiento es útil, de cuando en cuando, el arrepentirse a todas horas es señal de terquedad y vaciamiento.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 83.