Imprevistos Durante Visitas

En el curso de determinada visita, callar cualquier apuntamiento o preguntas, cuando los anfitriones estuvieran recibiendo correspondencia.

Ante una discusión, absolutamente inesperada entre familiares, guardar discreción y respeto.

Nunca prorrumpir en gritos o exclamaciones si un insecto o algún pequeño animal surge a la vista.

Conservar la calma sin interferencia, toda vez que un niño de la morada visitada entre a recibir esa o aquella reprensión de los adultos.

Abstenerse de comentar negativamente los pequeñitos desastres caseros, como sean la caída de alguien o la loza rota.

Si aparecieran otras visitas, aun tratándose de personas con las cuales no estamos perfectamente armonizados, no debemos despedirnos a prisa y sí permanecer algún tiempo más, en el recinto doméstico en que estamos testimoniando cordialidad y acatamiento.

Viendo a personas que nos seas desconocidas o que aún no nos fueran presentadas, en el hogar que nos acoge, jamás formular preguntas como estas: "¿quién es este?" "¿quién es ella?", "¿es persona de su familia?", "¿qué hace aquí?" o "¿será que ya conozco esa criatura?".

Si los dueños de la casa están por salir, en el justo momento de nuestra llegada, debemos renunciar al placer de visitarles, dejándolos en libertad.

Quien visita debe siempre llevar consigo optimismo y comprensión para ser usados en cualquier circunstancia.

XAVIER, Francisco Cândido. Senal Verde. Por el Espíritu André Luiz. Federación Espírita Española. Capitulo 49.