Pasando por la Tierra
Siempre es útil que no olvides de que te encuentras en aprendizaje educativo en la Tierra.
Marchando en las trillas de la evolución, no es el tiempo que pasa por ti, sino, a la inversa, es la criatura que pasa por el tiempo.
Conserva la esperanza entre tus pertrechos de viaje.
Camina trabajando y haciendo el bien que pudieres.
Acepta a los compañeros del camino, como se muestran, sin exigirles la perfección de la cual todos nos vemos aún muy distantes.
Soporta las fallas del prójimo con paciencia, reconociendo que nosotros, los espíritus aún vinculados a la Tierra, no nos hayamos exentos de imperfecciones.
Levanta a los caídos y ampara a los que tropiezan.
No te lamentes.
Habitúate a enfrentar dificultades y problemas, con el ánimo firme, asimilándoles la enseñanza de la que se hagan portadores.
No te detengas en el pasado, aunque el pasado deba ser una lección inolvidable en el archivo de la experiencia.
Disculpa, sin condiciones, cualquier ofensa, sea cual sea, para que consigas avanzar, camino afuera, libre del mal.
Auxilia a los demás, cuanto estuviere a tu alcance, y repite semejante beneficio, tantas veces como te fuere solicitado.
No te sirvan de estorbo al trabajo evolutivo las calamidades y pruebas en la que te veas, ya que te reconoces pasando por la Tierra, camino de la Vida Mayor.
Alaba, agradece, bendice y sirve siempre.
Y no nos olvidemos de que nuestras realizaciones constituyen nuestro propio equipaje, donde estuviéremos, y no olvidemos que de las parcelas de todo aquello que donamos o hacemos en la Tierra, tendremos la justa ecuación en la Vida Espiritual.
XAVIER, Francisco Cândido. Calma. Por el Espíritu Emmanuel. 4.ed. IDE, 2003. Capitulo 2.