Ante El Objetivo

"Para ver si de algún modo puedo llegar a la resurrección." ­ Paulo (FILIPENSES, 3:11. )

Alcanzaremos el blanco que mantenemos en mira:

El avaro sueña con tesoros amonedados y llega al cofre fuerte.

El malhechor comúnmente ocupa lago tiempo, planificando la acción perturbadora, y comete el delito.

El político hábil ansia por el mandato y atiende alto puesto en el dominio terrestre.

La mujer desprevenida, que concentra las ideas en el desperdicio de las emociones, penetra al campo de las aventuras inquietantes.

Y cada meta que nos proponemos tiene el precio respectivo.

El usurero, para manejar el dinero pierde la paz.

El delincuente, para efectuar la falta que perpetra, rebaja el nombre.

El oportunista, para conseguir el lugar del mando, muchas veces desfigura el carácter.

La mujer desequilibrada, por alcanzar fantasiosos placeres, abdica, habitualmente, el derecho de ser feliz.

¿Si impuestos tan pesados son exigidos en la Tierra a los que persiguen resultados puramente inferiores, que tributo pagará el espíritu que se candidata a la gloria en la vida eterna?

El Maestro en la cruz es la respuesta para todos los que procuran la sublimidad en la resurrección.

Contemplando ese blanco, supo Paulo buscarlo a través de incomprensiones, azotes, aflicciones, y pedradas, sirviendo constantemente, en nombre del Señor.

Si deseas, a tu vez, llegar al mismo destino, centraliza las aspiraciones en el objetivo santificante y sigue, con valeroso esfuerzo, en la conquista del eterno premio.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 40.