Tengamos Fe

"... yo os preparare lugar." Jesús (JUAN, 14:2)

Sabia el Maestro que, hasta la construcción del Reino Divino en la Tierra, cuantos le acompañasen vivirían en la condición de desajustados, trabajando en el progreso de todas las criaturas, todavía "sin lugar" adecuado a los sublimes ideales que atesoran.

Efectivamente el cristiano leal, en todas partes, raramente recibe el respeto que le es debido:

Por desentonar, casi siempre, con la colectividad, aun no completamente cristianizada, sufre la discordancia de la opinión de muchos.

Si ejercita la humildad, es tomado por cobarde.

Si adopta la vida simple, es acusado por el delito de relajamiento.

Si busca ser bondadoso, es categorizado por tonto.

Si administra dignamente, es juzgado de orgulloso.

Si ovecede a todo lo que es justo, es considerado servil.

Si usa la tolerancia, es visto por incompetente.

Si moviliza la energía, es conocido por cruel.

Si trabaja, con devoción, es interpretado por vanidoso.

Se procura mejorarse, asumiendo responsabilidades en el esfuerzo intensivo de las buenas obras o de las predicas consoladoras, es acusado de fingir.

Si intenta ayudar al prójimo, apiadándose de la multitud, con sus gestos de bondad espontánea, muchas veces es tachado de personalista y oportunista, atento a los propios intereses.

A pesar de semejantes conflictos, sin embargo, prosigamos haciendo y sirviendo, en nombre del Señor.

Reconociendo que el domicilio de sus seguidores no se yergue sobre el suelo del mundo, prometió Jesús que les prepararía lugar en la vida más alta.

Continuemos, pues, trabajando con duplicado fervor en la sementera del bien, a la manera de servidores provisoriamente distanciados del verdadero hogar.

"Hay muchas moradas en la casa del Padre."

Y el Cristo sigue sirviendo, adelante de nosotros.

Tengamos fe.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 44.