Autoliberación

"... Nada traemos para e ste mundo y manifiesto e s que nada podemos llevarnos de el."­ Paulo. (I TIMOTEO, 6:7.)

Si deseas emancipar el alma de los grilletes oscuros del "yo", comienza tu curso de auto liberación, aprendiendo a vivir "como poseyendo todo y nada teniendo", "con todos y sin nadie".

Si llegases a la Tierra en la condición de un peregrino necesitado de consejo y socorro y si sabes que te retirarás de ella solo, resígnate a vivir contigo mismo, sirviendo a todos, a favor de tu crecimiento espiritual para la inmortalidad.

Acuérdate, de que, por la fuerza de las leyes que gobiernan los destinos, cada criatura está o estará en soledad, a su manera, adquiriendo la ciencia del auto superación.

Conságrate al bien, no solo por el bien de ti mismo, más, por encima de todo, por el amor al propio bien.

Realmente grande es aquel que conoce la propia pequeñez, ante la vida infinita.

No te impongas, deliberadamente, expulsando la simpatía; no dispensarás el concurso ajeno en la ejecución de tu tarea.

Jamás supongas que tu dolor sea mayor que el del vecino o que las situaciones de tu grado sean las que deban agradar a los que te siguen. Aquello que te enoja puede espantar a muchos y el material de tu alegría puede ser un veneno para tu hermano.

Sobretodo, combate la tendencia a la delicadeza personal con la misma persistencia empleada en el servicio de higiene del lecho en que reposas. Mucha ofensa registrada es peso inútil al corazón.

¿Guardar el sarcasmo o el insulto de otros no será lo mismo que cultivar espinos ajenos en nuestra casa?

Despeja la mente, cada mañana, y sigue adelante, en la certeza de que acertaremos nuestras cuentas con Quien nos presto la vida y no con los hombres que la malbaratan.

Deja que la realidad te auxilie la visión y encontrarás la divina felicidad del ángel anónimo, que se confunde en la gloria del bien común.

Aprende a ser solo, para ser más libre en el desempeño del deber que te une a todos, y, de pensamiento volcado para el Amigo Celeste, que esposó el camino estrecho de la cruz, no nos olvidemos de la advertencia de Pablo, cuando nos dice que, en la alusión a cualquier patrimonio de orden material, "nada traemos para este mundo y manifiesto es que nada podemos llevar de el".

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 47.