Sepulcros Abiertos

"Su garganta es un sepulcro abierto." ­ Paulo. (ROMANOS, 3:13.)

Reportándose a los espíritus apartados de la luz, aseveró Paulo que tiene la garganta semejante al sepulcro abierto, y, en esa imagen, podemos encajar a muchos compañeros, cuando se apartan de la Camino Real del Evangelio para los trigales escabrosos del personalismo delincuente.

Luego se instalan en el imperio oscuro del "yo" olvidando las obligaciones que nos sitúan en el Reino Divino de la Universalidad, transfigurándoseles la garganta en verdadero túmulo cerrado. Dejan escapar todo la hiel envenenada que les trasborda en lo intimo, a la manera de un vaso de lodo, y pasan a sintonizar, exclusivamente, con los males que aun afligen vecinos, amigos y compañeros.

Divisan apenas los defectos, los puntos frágiles y las zonas enfermizas de las personas de buena voluntad que comparten la marcha.

Tejen largos comentarios en el examen de úlceras ajenas, en vez de curarlas.

Eliminan precioso tiempo en palestras comprimidas y furiosas, ennegreciendo las intenciones de los otros.

Sobrecargan la imaginación de cuadros deprimentes, en los dominios de la sospecha y de la intemperancia mental.

Sobre todo, se quejan de todo y de todos.

Proyectan emanaciones entorpecedoras de mala fe, extendiendo el desanimo y la desconfianza contra la prosperidad de la santificación, por donde pasan, quemando las flores de la esperanza y aniquilando los frutos inmaduros de la caridad.

Semejantes aprendices, profundamente desventurados por la conducta a la que se acogen, se nos figuran, de hecho, sepulcros abiertos...

Exhalan ruinas y tóxicos de muerte.

Cuando te desvíes, pues, por el resbaladizo terreno de las lamentaciones y de las acusaciones, casi siempre indebidas, reconsidera tus pasos espirituales y recuerda que nuestra garganta debe ser consagrada al bien, pues solo así se expresará, por ella, el verbo sublime del Señor.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 51.