"Da antes limosna de lo que tuvieras." Je sús. (LUCAS, 11:41)
La palabra del Señor está siempre estructurada en luminosa belleza que no podemos perder de vista.
En el capitulo de la limosna, la recomendación del Maestro, dentro de la narrativa de Lucas, merece anotaciones especiales.
"Da antes limosna de lo que tuvieras"
Dar lo que tenemos es diferente de dar lo que dejamos.
La caridad es sublime en todos los aspectos bajo los cuales se nos revela y en circunstancia alguna debemos olvidar la abnegación admirable de aquellos que distribuyen pan y abrigo, remedio y socorro para el cuerpo, aprendiendo la solidaridad y enseñándola.
Es justo, sin embargo, destacar que la fortuna o la autoridad son bienes que tenemos provisionalmente en la marcha común y que, en los fundamentos substanciales de la vida, no nos pertenecen.
El dueño de todo el poder y de toda la riqueza es Dios, nuestro Creador y Padre, que presta recursos a los hombres, según los meritos o las necesidades de cada uno.
No olvidemos, así, las donaciones de nuestra esfera intima y preguntémonos a nosotros mismos:
¿Qué tenemos de nuestra propiedad para dar?
¿Qué especie de emoción estamos comunicando a los otros?
¿Que reacciones provocamos en el prójimo?
¿Que distribuimos con nuestros compañeros de lucha diaria?
¿Cuál es el estoque de nuestros sentimientos?
¿Qué tipo de vibraciones esparcimos?
Para difundir la bondad, nadie precisa cultivarías estridente o sonrisas fáciles, más, para no dar piedras de indiferencia a los corazones hambrientos del pan de la fraternidad, es indispensable economizar en nuestro espíritu las reservas de la buena comprensión, emitiendo el tesoro de la amistad y entendimiento que el Maestro nos confio en servicio al bien de cuantos nos rodean, próximo o largo.
Es siempre reducida la caridad que alimenta el estomago, más que no olvida la ofensa, que no se dispone a servir diariamente o que no enciende la luz para la ignorancia.
El aviso del Instructor Divino en las anotaciones de Lucas significa: - da limosna de vuestra vida intima, ayuda por vosotros mismos, esparcir la alegría y el buen animo, oportunidad de crecimiento y elevación con vuestros semejantes, sed hermanos dedicados al prójimo, porque, en verdad, el amor que se irradia en bendiciones de felicidad y trabajo, paz y confianza, es siempre la dadiva mejor de todas.
XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 60.