Despacio, Pero Sin Pausa

"Más aun que nuestro hombre exterior se corrompa, el interior, con todo, se renueva, día a día." ­ Paulo. (II CORINTIOS, 4:16.)

Observa el espíritu de secuencia y graduación que prevalece en los mínimos sectores de la naturaleza.

Nada se realiza asaltos y, en la pauta de la Ley Divina, no existe privilegio en parte alguno.

Se llena la espiga de grano en grano.

Se desenvuelve el árbol, milímetro a milímetro.

Nace la flor de la simiente insignificante.

Se levanta la construcción, pieza a pieza.

Comienza el tejido en los hilos.

Las más famosas páginas fueron producidas, letra a letra.

La ciudad más rica es edificada, palmo a palmo.

Las mejores fortunas de oro y piedras fueron extraídas del suelo, fragmento a fragmento.

La estrada más larga es pavimentada, metro a metro.

El gran rió que se despeja en el mar es conjunto de hilos líquidos.

No abandones tu gran sueño de conocer y hacer, en los dominios superiores de la inteligencia y del sentimiento, más no te olvides del trabajo pequeño, día a día.

La vida es proceso renovador, en todas partes, y, según la palabra sublime de Pablo, aunque la carne se corrompa, la individualidad imperecible se reforma, incesantemente.

Para que no nos modifiquemos, todavía, en sentido opuesto a la expectativa de lo Alto, es indispensable sepamos perseverar con el esfuerzo de auto perfeccionamiento, con vigilancia constante, en la actividad que nos ayude y ennoblezca.

Si algún ideal divino te inunda el espíritu, no olvides el servicio diario, para que se concretice en el momento oportuno.

¿Hay deseo favorable para la realización?

Hay con regularidad, de alma volcada para la meta.

¿Hay percances y luchas, espinos y piedras en la senda?

Prosigue aun así.

El tiempo implacable dominador de las civilizaciones y hombres, marcha apenas con sesenta minutos por hora, más nunca se detiene.

Guardemos la lección y caminemos para adelante, con la mejoría de nosotros mismos.

Despacio, más siempre.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 62.