Estimulo Fraternal

"Mi Dios, según sus riquezas, suplirá todas vuestras necesidades en gloria, por Cristo Jesús." ­ Paulo. (FILIPENSES, 4:19.)

No te juzgues solo en la lucha purificadora, porque el Señor suplirá nuestras necesidades.

Yergue tus ojos para lo Alto y, de cuando en cuando, contempla la retaguardia.

Recuerda al hermano que se demora sin recursos, en el lecho de la indigencia.

Piensa en el compañero que oye el sollozo de los hijos, sin posibilidades de enjugarles el llanto.

Detente para ver al enfermo que las circunstancias expulsaron del hogar.

Para un momento, enderezando una mirada de simpatía a la criatura sin techo.

Medita en la angustia de los desequilibrados mentales, confundidos en el eclipse de la razón.

Influye en los alejados que se atan en la inmovilidad dolorosa.

Piensa en los corazones maternos, torturados por la escasez del pan y armonía en el santuario doméstico.

Interrumpe, de vez en cuando, el paso apresurado, con el fin de auxiliar al ciego que tantea en las sombras.

Es posible, entonces, que tu propio dolor desaparezca ante tus ojos.

Si tienes brazos para ayudar y cabeza habilitada para reflexionar en el bien de los semejantes, eres realmente superior a un rey que posee un mundo de monedas preciosas, sin coraje para amparar a nadie.

Cuando consiguieras superar tus aflicciones para crear alegría de los otros, la felicidad ajena te buscará, donde estuvieras, con el fin de improvisar tu ventura.

Que la enfermedad y la tristeza nunca te impidan la jornada.

Es preferible que la muerte nos sorprenda en servicio, a esperar a ella en una poltrona de lujo.

Enciende, hermano mió, nueva llama de estimulo, en el centro de tu alma, y sigue más allá... se el ángel de la fraternidad para los que te siguen dominados de aflicción y padecimiento.

Cuando plantes la alegría de vivir en los corazones que se te acercan, en breve las flores y los frutos de tu sementera te enriquecerán el camino.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 73.