En La Instrumentalidad

"¿Como se conocerá al que toca con la flauta o con la citara?". Pablo. (I CORINTIOS, 14:7.)

Cada compañero en el servicio cristiano deberá considerarse instrumento en las manos del Divino Maestro con el fin de que la sublime armonía del Evangelio se haga irreprehensible para la victoria completa del bien.

Todavía, si la ilimitada sabiduría del Celeste Emisor se mantiene soberana y perfecta, los receptores terrenos pecan por deficiencias lamentables.

Ese tiene fe, más no sabe tolerar las lagunas del prójimo.

Aquel soporta cristianamente las flaquezas del vecino, con todo, no posee energía ni siquiera para gobernar los propios impulsos.

Aquel otro es bondadoso y confiado, mas huye al estudio y a la meditación, favoreciendo la ignorancia.

Otro, aun, es imaginado y entusiasta, entre tanto, escapa sutilmente al esfuerzo de los brazos.

Uno es consejero excelente, no en tanto, no santifica los propios actos.

Otro retiene brillante verbo en la predonación doctrinaria, todavía, es apasionado escultor de anécdotas menos dignas con que desfigura el respeto a la revelación de que es portador.

Esa estima la castidad del cuerpo, más se desvía por la adquisición de dinero fácil.

Otro, más allá, consiguió desprenderse de las `posesiones de oro y tierra, casa y molino, más cultiva verdadero incendio en la carne.

Es indiscutible nuestra perfección de seguidores de la Buena Nueva.

Por eso mismo, guardamos el titulo de aprendices.

El Planeta no es paraíso terminado y nos hallamos, por nuestra vez, muy distantes de la angelitud.

Todavía, obedeciendo o administrando, enseñando o combatiendo, es indispensable afinar nuestro instrumento de servicio por la diapasón del Maestro, si no deseamos perjudicarle las obras.

Evitemos la ejecución insegura, indistinta o perturbadora, ofreciéndole plena buena voluntad en la tarea que nos cabe, y el Reino Divino se manifestará más rápidamente donde estuviéramos.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 84.