Sirvamos Al Bien

"La luz resplandece en las tinieblas." ­ (JUAN, 1:5.)

No te aflijas porque estés solo en el servicio del bien.

Jesús estaba solo, antes de reunir a los compañeros para el servicio apostólico. Solo, al frente de un mundo vasto, a la manera de un labrador, sin instrumentos de trabajo, ante una selva inmensa...

No por eso el Cristianismo dejo de surgir, por templo vivo del amor, aun hoy en construcción en la Tierra, para la felicidad humana.

Jesús, sin embargo, no obstante conocer la fuerza de la verdad que traía consigo, no se prevaleció de su superioridad para humillar o herir.

Por encima de todas las preocupaciones, buscó invariablemente el bien, a través de todas las situaciones y en todas las criaturas.

No perdió tiempo en reproches impropios.

No se confió a polémicas inútiles.

Instituyó el reinado de que se hiciera mensajero, sirviendo y amando, ayudando siempre y cimentar cada enseñanza con su propio ejemplo.

Continuemos, pues, en nuestra marcha regenerativa para el frente, aun mismo cuando nos sintamos solos.

Sirvamos al bien, por encima de todo, entre tanto, evitemos discusiones y agitaciones en donde el mal pueda expandirse.

Huye la sombra al fulgor de la luz.

No nos olvidemos de que millares de kilómetros de tinieblas de oscuridad, en el seno de la noche, no consiguen apagar algunos milímetros de la llama brillante de una vela, con todo, basta un leve soplo de viento para extinguirla.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 106.