Vivamos Calmadamente

"Procurad vivir sosegados." ­ Pablo. (I TES ALONICENS ES, 4:11.)

Vivir sosegados no es podrirse en la pereza.

Hay personas, cuyo cuerpo permanece con decúbito dorsal, agasajadas, contra el Frió de la dificultad, por excelentes mantas de felicidad económica, más torturadas mentalmente por indefinibles aflicciones.

Vivir calmadamente, pues, no es dormir en la estagnación.

La paz transcurre del finiquito de nuestra conciencia para con la vida, y el trabajo reside en la base de semejante equilibrio.

Si deseamos salud, es necesario luchar por la armonía del cuerpo.

Si esperamos cosecha harta, es indispensable plantar con el esfuerzo y defender la labor con perseverancia y cariño.

Para garantizar la fortaleza de nuestro corazón, contra el asedio del mal, es imprescindible sepamos vivir dentro de la serenidad del tabaco fiel y de los compromisos asumidos con el orden y con el bien.

El progreso de los impíos y el descanso de los delincuentes son paradas de introducción a la puerta del infierno creado por ellos mismos.

No quieras así, estar sosegado, sin esfuerzo, sin lucha, sin trabajo, sin problemas. . .

Todavía, consuela la advertencia del apóstol, vivamos calmadamente, cumpliendo con valor, buena voluntad y espíritu de sacrificio, las obligaciones edificantes que el mundo nos impone cada día, a favor de nosotros mismos.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 136.