En La Obra de Salvación

"Porque Dios no nos tiene designado para la ira, más para la adquisición de la salvación por Nue stro Señor Jesús Cri sto." ­ Pablo. (I TESALONI CENS ES, 5:9.)

¿Por qué no somos comprendidos?

¿Por qué motivo la soledad nos invade la existencia?

¿Por qué razones las dificultades nos cercan?

¿Por qué tanta sombra y tanta aspereza, en torno de nuestros pasos?

Y a cada pregunta, hecha a nosotros mismos, se siguen, comúnmente , el desespero y la inconformidad, reclamando, bajo los rayos mortíferos de la cólera, las ventajas de que nos sentimos acreedores.

Declarándonos decepcionados con nuestra familia, desamparados por nuestros amigos, incomprendidos por los compañeros y hasta mismo perseguidos por nuestros hermanos.

La intemperancia mental acarrea para nuestro interior las espinas del desencanto y los desequilibrios orgánicos inabordables, transformándonos la existencia en un rosario de quejas peligrosas y enfermizas.

Eso, sin embargo, acontece porque no fuimos designados por el Señor para el despeñadero oscuro de la ira y si para la obra de salvación.

Nadie restaura un servicio bajo las tinieblas del desorden.

Nadie auxilia hiriendo sistemáticamente, por el simple placer de dilacerar.

Nadie avanzará las tareas de cada día, maldiciéndolas al mismo tiempo.

Nadie puede ser simultáneamente amigo y verdugo.

Si tienes noticia del Evangelio, en el mundo de tu alma, prepárate para ayudar, infinitamente...

La Tierra es nuestra escuela y nuestra oficina.

La Humanidad es nuestra familia.

Cada día es la ocasión bendita de aprender a auxiliar.

Por más aflictiva que sea tu situación, ampara siempre, y estarás haciendo un bendecido servicio de salvación para el que el Señor nos llamó.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 139.