Refúgiate En Paz

"Habían muchos que iban y venían y no tenían tiempo para comer." ­ (MARCOS, 6:31.)

El convite del Maestro, para que los discípulos procuren un lugar a parte, a fin de descansar la mente y el corazón en la oración, es cada vez más oportuno.

Todas las estradas terrestres están llenas de los que van y vienen, atormentados por los intereses inmediatitas, sin encontrar tiempo para la recepción del alimento espiritual. Innumerables personas atraviesan la senda, hambrienta de oro, y vuelven cargadas de desilusiones. Otras muchas corren aventuras, sedientas de novedad emocional, y regresan con el tedio destruidor.

Nunca hubo en el mundo tantos templos de piedra como ahora, para las manifestaciones de religiosidad, y jamás apareció tamaño volumen de desencanto en las almas.

La legislación de trabajo viene reduciendo la actividad de las manos, como nunca; no en tanto, en tiempo alguno surgieron preocupaciones tan angustiosas como en la actualidad.

Las maquinas de la civilización moderna limitaron espantosamente el esfuerzo humano, todavía, las aflicciones culminan, actualmente, en guerras de arrasamiento científico.

Avanzó la técnica de la producción económica en todos los sectores, seleccionando el algodón y el trigo para intensificar las cosechas, más, para los ojos que contemplan el paisaje mundial, jamás se verificó entre los encarnados tamaña escasez de pan y vestido.

Se esmeran las teorías sociales de la solidaridad y nunca hubo tanta discordia.

Como acontecía en los tiempos de la permanencia de Jesús en apostolado, la mayoría de los hombres permanecen en el vaivén de los caminos, entre la procura desorientada y el hallado falso, entre la mocedad liviana y la belleza ahojada, entre la salud menospreciada y la molestia sin provecho, entre la encarnación perdida y la desencarnación en desespero.

OH amigo mió, si adoptaste efectivamente el aprendizaje con el Divino Maestro, retírate a un lugar a parte, y cultiva los intereses de tu alma.

Es posible que no encuentres el jardín exterior que facilite la meditación, ni el pedazo de naturaleza física donde reposes del cansancio material, aun así, elabora el santuario, dentro de ti mismo.

Hay muchos sentimientos que te animan hace siglos, imitando, en tu intimidad, el flujo y el reflujo de la multitud. Pasan apresados de tu corazón al cerebro y vuelven del cerebro al corazón, siempre los mismos, incapacitados de acceso a la luz espiritual. Son los principios de fantasías de paz y de justicia, de amor y felicidad que el plano de la carne te impuso. En ciertas circunstancias de la experiencia transitoria, pueden ser útiles, entre tanto, no vivas exclusivamente al lado de ellos. Ejercerían sobre ti el cautiverio infernal.

Refúgiate en el templo a parte, dentro de tu alma, porque solamente ahí encontrarás las verdaderas nociones de paz y de justicia, de amor y de felicidad real, a que el Señor te destino.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 147.