Aprendamos a Agradecer

"En todo da gracias." ­ Pablo. (I TES ALONICENSES, 5:18.)

Sepamos agradecer las dadivas que el Señor nos concede cada día.

La generosidad de la vida;

El aire abundante;

La gracia de la locomoción;

La facultad de razonar;

La fulguración de las ideas;

La alegría de ver;

El placer oír;

El tesoro de la palabra;

El privilegio del trabajo;

El don de aprender;

La mesa que nos sirve;

El pan que nos alimenta;

El paño que nos viste;

Las manos desconocidas que se entrelazan en el esfuerzo de suplirnos la refección y el agasajo;

Los benefactores anónimos que nos transmiten la riqueza del conocimiento;

La conversación del amigo;

El confort del hogar;

El dulce deber de la familia;

La alegría de construir para el futuro;

La renovación de las propias fuerzas...

Mucha gente está esperando lances espectaculares de la "buena suerte mundana", a fin de exprimir gratitud del cielo.

El cristiano, con todo, sabe que las bendiciones de la Providencia Divina nos enriquecen los ángulos más simples de cada hora, en el espacio de nuestras experiencias.

Nada existe insignificante en la estrada que recorremos.

Todas las concesiones del Padre Celeste son preciosas en el campo de nuestra vida.

Utilizando, pues, el patrimonio que el Señor nos presta, en el servicio incesante al bien, aprendemos a agradecer...

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 155.