Criaturas

"Ved, no despreciéis a ninguno de estos pequeños..." ­ Je sús. (MATEO, 18:10.)

Cuando Jesús nos recomendó no despreciar a los pequeños, esperaba de nosotros no solamente medidas providenciales alusivas al pan y a la vestimenta.

No basta alimentar pequeñas bocas hambrientas o agasajar corpiños adornados. Es imprescindible el abrigo moral que asegure al espíritu renaciente el clima de trabajo necesario para su sublimación.

Muchos padres garantizan el confort material a los hijos, más les relegan el alma a lamentable abandono.

La vida en la calle fabrica delincuentes que acaban situados en la cárcel o en el hospicio, mas el relajamiento espiritual en el reducto domestico genera demonios sociales de perversidad y locura que en muchas ocasiones, amparados por el dinero o por los puestos de evidencia, atraviesan largas fajas del siglo, esparciendo miseria y sufrimiento, sombra y ruina, con deplorable impunidad frente a la justicia terrestre.

No desprecies, pues, al niño, entregándolo a los impulsos de la naturaleza animalizada.

Recuerda que todos nos hayamos en proceso de educación y reeducación, ante el Divino Maestro.

El plato de comida es importante en el desenvolvimiento de la criatura, no obstante, no debemos olvidar "que no solo de pan vive el hombre".

Acordémonos de la nutrición espiritual de los niños, a través de nuestras actitudes y ejemplos, avisos y correcciones, en el momento oportuno, una vez que desamparar moralmente a la criatura, en las tareas de hoy, será condenarla al menosprecio de si misma, en los servicios de que se responsabilizará mañana.

XAVIER, Francisco Cândido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel. FEB. Capitulo 157.